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UNA AMISTAD EN AUSCHWITZ (en el 80 aniversario de la máxima ofrenda de amor de San Maximiliano Kolbe)
El muchachito judío y el franciscano de Niepokalanów "Vengo de un buen hogar donde el amor era la palabra clave. Mis padres eran ricos y cultos. Mis tres hermanas, muy bonitas; mi madre, que era abogada, con un doctorado en la Universidad de París; mi padre y mis abuelos, todos murieron: solo yo sobreviví. Ser un niño criado en un entorno tan maravilloso y luego encontrarme inesperadamente solo a la edad de trece años en el infierno de Auschwitz tiene tal efecto que otros pueden entenderlo con gran dificultad. Muchos de nosotros, muchachos, perdimos la esperanza, especialmente cuando los nazis nos mostraron fotos de lo que pensaban que era el bombardeo de la ciudad de Nueva York. Era imposible sobrevivir sin esperanza y por eso muchos chicos de mi edad se lanzaban a los cables de alta tensión. Siempre estaba buscando a alguien que tuviera algo que ver con mis padres asesinados, algún amigo de mi padre, algún vecino o cualquiera en toda esta multitud que los conociera. Esto
LA INICIATIVA DEL ARZOBISPO, LA CARIDAD DE LOS FIELES Y 6000 PAQUETES DE NAVIDAD PARA LOS PRISIONEROS DE AUSCHWITZ
ESPECIAL NAVIDAD Hace 80 años El 19 de diciembre de 1940 el metropolitano de Cracovia, arzobispo Adam Sapieha, envió una carta a la parroquia de Oświęcim dirigida a la sede del campo de concentración de Auschwitz. En ella solicitaba el permiso para poder celebrar la Santa Misa con motivo de la Navidad para los prisioneros católicos. Los sacerdotes de la parroquia de Oświęcim, Władysław Grohs de Rosenburg y Rudolf Schmidt, con la carta del arzobispo en mano, se presentaron personalmente al comandante de Auschwitz, Rudolf Hoess. Este los recibió, leyó la carta, pero se negó a cumplir con la solicitud. Explicó que esto no estaba previsto en el reglamento del campo de concentración. En cambio, consintió en la preparación y el envió de paquetes de alimentos de 1 kilogramo para todos los prisioneros, de los cuales había unos 6.000 en el campo en ese momento. Ordenó que fueran enviados por correo, sin dirección. Inmediatamente después de otorgado este permiso, los sacerdotes comenzar
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